La banca española, sin embargo, no sale perjudicada, ya que es sobre los bancos foráneos sobre los que recaen los cargos.
España posee uno de los niveles de fraude con tarjetas más bajos de Europa, aunque registra un notable número de pagos fraudulentos por las compras que hacen clientes extranjeros en comercios españoles, que supone el 0,02% de las adquisiciones realizadas con tarjeta (o unas pérdidas de siete millones de euros), si bien la banca española no se ve perjudicada porque el cargo recae en las entidades foráneas.
En el contexto europeo, el porcentaje de fraudes con tarjeta asciende a casi el 1%. Por ejemplo, en septiembre pasado, las pérdidas supusieron el 0,8% para las entidades financieras europeas agrupadas en Visa Internacional.
Por su condición de país turístico, España registra un importante número de operaciones con tarjetas de entidades financieras y, como consecuencia, el fraude que genera por compras con este medio de pago para otros países es notable. Así, las entidades españolas no salen perjudicadas, ya que no les corresponde cargar con tales operaciones. La estafa en estas transacciones es hasta diez veces mayor que el fraude en el ámbito nacional.
Las entidades financieras extranjeras más afectadas por este tipo de operaciones fraudulentas en España son las británicas, las francesas y las alemanas, sobre todo porque sus sistemas para verificar los pagos con tarjetas no son rápidos, además de ser menos sofisticados que los españoles e. incluso, que muchos establecimientos no cumplen con la obligación de verificar la identidad del titular de la tarjeta o su firma.
Cuando hay una transacción con una tarjeta de una entidad foránea, el terminal español manda la orden vía teléfono a un centro de intercambio interregional, el cual hace lo propio con otro centro autorizador para que el emisor de la tarjeta confirme que puede hacer el pago. Dicha autorización llega al terminal del establecimiento que la solicitó de modo que éste acepta la compra.
El problema, en el caso del Reino Unido, es que las entidades financieras emisoras de tarjetas no verifican las operaciones en le momento y pueden tardar hasta días en hacer la comprobación, cuando ya es tarde para remediar el fraude. En Francia el inconveniente es algo menor, ya que el titular de la tarjeta debe introducir un número secreto en el terminal para hacer la compra, mientras que en Alemania, una parte de los pagos con tarjeta tampoco se verifica en el momento.
Según datos de los emisores de las tarjetas, lo que más compran los falsificadores o ladrones de tarjetas de titulares extranjeros son joyas, televisores y otros aparatos audiovisuales, así como pagos en restaurantes.
Respecto a las tarjetas y la seguridad, fuentes de Visa España afirman que la llegada de las tarjetas con chips (que sustituirán la banda magnética actual) disminuirán los pagos fraudulentos. Según el responsable de medios de pago en la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Antonio de Andrés, "el chip va a dificultar de manera importante el fraude, porque duplicar una tarjeta con este dispositivo será mucho más difícil y costoso".
Las entidades financieras europeas prevén que antes de 2005 todas las tarjetas contarán con el chip, de modo que se creará un estándar común de pagos para luchar contra este tipo de fraude.
|
