Un año mejor. México :: Mexico

Un año mejor


Fecha Martes, marzo 11 @ 22:28:36
Tema México :: Mexico


Proyecciones económicas de los asistentes a la mesa redonda de la Revista Poder para 2003.


Fernando Clavijo (izq.), de ESANE Consultores y moderador de la mesa redonda, con los participantes.




Manuel Sánchez, BBVA Bancomer
"Aunque el crecimiento en 2003 va a ser de 3 por ciento, está por debajo del potencial de México".


Patricia Berry, Banorte
"Puede que para estimular el crecimiento, el Banco de México decida no restringir la política monetaria durante 2003".


Fernando Clavijo, ESANE Consultores
"En 2003 México va a crecer por arriba de la meta oficial, pero en inflación no se cumple la meta".


Benito Solis, Moody's
"Para aumentar el crecimiento, hay que aumentar la inversión. Y para ello, hay que aumentar el ahorro interno".


Roberto Salinas, TV Azteca
"En 2003 todavía estaremos bajo un esquema de crecimiento inercial, no estructural".


Alfredo Thorne, JP Morgan
"Gran parte de la depreciación del peso es un problema de competitividad. Y México tiene que buscar su nicho".


Ramón Hernández, Grupo IXE
"Estamos en la última parte de la presente administración para poder hacer las reformas necesarias".



¿Cómo ven el panorama de la economía mexicana para este año?
- Roberto Salinas, TV Azteca: Vemos un año muy complicado. Un año que puede ser mejor en términos de crecimiento de lo que fue 2002, pero eso es como decir que estamos pasando de lo malo a lo mediocre. Hay el riesgo de que se genere un espejismo, por el hecho de que la tasa de crecimiento se pueda más que duplicar de 2002 a 2003. Pero aún si eso llegara a suceder, estaremos todavía bajo un esquema de crecimiento inercial, no de un crecimiento impulsado por bases estructurales -para lo cual se requieren todavía muchísimas reformas-, sino por una serie de circunstancias derivadas de la naturaleza del ciclo económico mundial.

Por otro lado, 2003 puede ser un verdadero "parte aguas" de la historia económica reciente de México, porque si le damos el beneficio de la duda al Banco de México (Banxico) y llega a su meta del 3 por ciento de inflación, el país estaría dentro de un rango que en círculos monetarios internacionales se considera de estabilidad de precios. Esta sería la primera vez, desde 1971, que México viviría bajo un clima de estabilidad de precios, es decir, bajo un clima en donde las decisiones de ahorro e inversión se hacen independientemente de una consideración sobre el futuro comportamiento de los precios. Los mexicanos tienen que aprender a vivir sin el impuesto inflacionario que tuvimos en el pasado. Pero ahí pueden empezar a brotar muchas ineficiencias, lo que hace más evidente la necesidad de profundizar las reformas estructurales.

- Ramón Hernández, IXE: Vemos un 2003, en materia de crecimiento, más favorable que 2002. Sin embargo, no se alcanzarán las metas que plantea el gobierno. El 3 por ciento de crecimiento parece difícil, pues hay expectativas inflacionarias elevadas, y la decisión de Banxico de mantener una restricción monetaria, importante sobre todo en esta primera parte del año, limitará el crecimiento de los diversos rubros que componen la demanda agregada. Por otro lado, estamos observando una modificación en el patrón de consumo en Estados Unidos; todos los problemas en ese país han limitado el consumo privado y la inversión. Y aunque el sector industrial en aquel país ha reflejado cierto dinamismo, eso no está ocurriendo en aquellos sectores donde podría tener un impacto positivo para México en el corto plazo.

- Manuel Sánchez, BBVA-Bancomer: Vemos 2003 moderadamente mejor que el año anterior. Fundamentalmente porque la economía de Estados Unidos, con la cual tiene una correlación muy estrecha nuestra economía, va a continuar su trayectoria de recuperación. Prevemos que la recuperación de ese país no va a ser muy notable, pero va a continuar siendo positiva, y esto va a hacer posible que la economía mexicana pueda crecer aproximadamente el 3 por ciento. Esto sería congruente con un crecimiento de la economía americana de entre 2,5 y 2,7 por ciento. Por dos años consecutivos la economía de México creció por debajo de la americana, y eso preocupa mucho, pues tiene mucho que ver con los obstáculos para una mayor productividad en México. Esto habla de la necesidad de las reformas estructurales que hay que adelantar. En este sentido, aunque el crecimiento lo vemos respetable, está por debajo del crecimiento potencial de México. En cuanto a sectores, ya hay síntomas de un mejor comportamiento del sector manufacturero y también mejores perspectivas para el sector de la construcción. Y en la parte de servicios, vemos un buen año para el sector comercio y el sector transporte.

- Patricia Berry, Banorte: También vemos 2003 como un mejor año que 2002. Se pueden alcanzar las metas que tiene el gobierno; quizá estoy más optimista que los demás, porque sí creo que en Estados Unidos existe la posibilidad de que -una vez que se disipe la incertidumbre geopolítica, sobre todo de Irak- ese país experimente una recuperación de confianza muy rápida, porque ya tiene demasiado tiempo sin inversión. La percepción de un bajo crecimiento en México se debe en gran parte a que Estados Unidos no puede crecer mucho, a que el peso se está devaluando y a que Banxico va a tener que restringir la política monetaria, y por lo tanto disminuirá el crecimiento; pero no estoy segura de que eso terminará sucediendo. No me atrevo a descartar un escenario en el que, si el peso se debilita mucho porque el dólar se está debilitando también por la cuestión geopolítica, Banxico tenga que decidir entre privilegiar el crecimiento o abatir la inflación tomando en cuenta que los movimientos en el peso, en gran parte, vienen de cosas de afuera, y decida entonces no restringir la política monetaria.

- Alfredo Thorne, JP Morgan: Yo creo que caí de Marte, porque estoy en desacuerdo con lo que se ha dicho aquí. 2003 va a ser un año bueno, y estamos pronosticando un crecimiento de un 3,8 por ciento para el año, después del 1,1 por ciento del año pasado. ¿Cómo argumentamos esto? Buena parte viene por el efecto de Estados Unidos. Si observamos lo que ha sucedido en ese país en los últimos cuatro a seis trimestres, vemos que el sector manufacturero ha estado en recesión y que solamente ha tenido una recuperación a partir de diciembre; y algunas veces se nos olvida que no es que México esté ligado 100 por ciento a la economía americana, sino a su sector manufacturero. Entonces, dada la recesión en México, la pregunta es: ¿Si el sector manufacturero americano repunta, México va a lograr repuntar también? Hemos hecho un pequeño estudio del sector maquila, que es el sector más ligado a Estados Unidos, y los números son realmente sorprendentes. Este sector ha hecho un ajuste sensacional en términos de costos. Hoy en día las utilidades del mismo son 10 por ciento más altas de lo que fueron a comienzos del año pasado. La compensación de los trabajadores de este sector, por ahora, es 10 por ciento más baja de lo que era al comienzo de 2002; el crecimiento de la productividad laboral hace seis meses era 0 por ciento, hoy en día es del 5 por ciento, igual que en Estados Unidos. Y los inventarios están en sus niveles más bajos. Entonces, cuando vemos a México, lo que vemos es que este sector está realmente posicionado para tomar ventaja de cualquier recuperación. Es más, cuando vemos el ajuste del sector manufacturero en 2002, es mucho más profundo que el que ha hecho el mismo sector en Estados Unidos.

En cuanto al mercado interno, Banxico va a ser bastante férreo en el combate a la inflación, pero hay que ser bastante cuidadosos con este comentario, porque la política monetaria restrictiva siempre ha sido una política contracíclica; cuando Banxico restringió su política monetaria en 2001, las tasas de interés bajaron y los flujos de capitales entraron.

Finalmente, los puntos débiles. Este gran rebote de 2003 se debe a la caída tan fuerte en 2001 y 2002. Y eso explica el 3,8 por ciento de nuestro pronóstico. El gran reto de México está en 2004; es ahí que las reformas estructurales son de gran importancia. Adicionalmente, hay que ver si México puede mantener el crecimiento de 2003, y para esto hay dos problemas centrales. Uno es el problema político; hay que ver qué va a pasar con las elecciones a mediados del año. El otro problema, aún más serio, es el de la reformas estructurales, y aquí México debe reinventarse a sí mismo. Por mucho tiempo se benefició del Nafta, pero hoy en día tenemos muchos países entrando a Estados Unidos, como China. La participación de mercado de China y de México en Estados Unidos es casi igual, entonces México tiene que entrar a buscar cuál es realmente su nicho de largo plazo en ese mercado, y las reformas estructurales deben estar ligadas a esa estrategia.

- Fernando Clavijo, Esane Consultores: Tal vez por un efecto de rebote y ayudada por la recuperación del sector manufacturero de Estados Unidos, la economía mexicana en este año podría crecer por arriba de la meta oficial. Nosotros tenemos una cifra del 3,5 por ciento. En cambio, pensamos que, en inflación, probablemente no sean tan exitosos y que no cumplan la meta.

En términos de los balances de la cuenta corriente, el balance fiscal probablemente esté muy cercano a la meta y no haya diferencias mayores, como tampoco esperamos diferencias muy significativas en las tasas de interés.

Ahora, ¿de dónde vendría el crecimiento? Sobre todo de una recuperación del sector manufacturero. El problema es sostener el ritmo y acelerarlo -por el efecto rebote de 2003- a lo largo de 2004.


¿Qué causas estructurales impedirán el crecimiento de la economía mexicana en el mediano plazo? Y, viendo un poco más allá de 2003, ¿cuáles serán los problemas?
- Patricia Berry: Me preocupa la educación. Muy poco se habla de una reforma educativa, y esa es la base para que, en el futuro, México tenga un desarrollo bueno y rápido. Preocupa establecer una buena base de gente que tenga los conocimientos y la cultura para poder avanzar con la modernización del país. También preocupa el interés de los políticos en los medios de comunicación.

- Roberto Salinas: A mediano y largo plazo, veo grandes retos. El primero, efectivamente, es la educación. Cuando vemos las cifras del gasto social en la educación, buena parte de éste se queda en la intermediación burocrática, y nunca llega a sus objetivos. Un replanteamiento del sistema tiene que ser no solamente en la cantidad del gasto sino en la calidad del mismo. También señalaría que es muy importante enfrentar la problemática de los derechos de propiedad en México. En el país hay un reconocimiento de estos derechos de propiedad, pero hay mucha incertidumbre en torno a ellos.

- Alfredo Thorne: Yo quisiera empezar por otro ángulo que no es típico de los economistas: creo que debemos comenzar por el ángulo político. Ya llevamos casi tres años de la administración de Fox y sabemos que el gran problema está en que, simplemente, el Congreso no pasa las reformas. Mi impresión es que tenemos que hacer uso de aquello que los políticos dicen, que "la política es el arte de lo posible", y replantear el tema. Hay mucho que se puede hacer sin tener que pasar por el Congreso. Por ejemplo, la reforma eléctrica, de gas y petroquímica. Es ahí en donde nos debemos concentrar. Otra área es el Nafta. No podemos seguir pensando que México va a crecer solamente con base en un acuerdo comercial.

- Manuel Sánchez: Yo señalaría cuatro vertientes, sin entrar en gran detalle. La primera, es la de que este país no ha crecido suficiente porque históricamente ha sido un país inestable en términos de sus elevadas y variables tasas de crecimiento del nivel general de precios. La inflación muestra una correlación negativa muy fuerte con las tasas de crecimiento de los países. Y aunque estamos acercándonos a las tasas de inflación de los países desarrollados, esto es solamente una experiencia reciente. El problema de México no es llegar a esta meta sino mantenerse ahí, algo que no ha visto esta generación. El segundo freno es la debilidad de las finanzas públicas. Es necesario que el Estado no sea una fuente recurrente de profundización del ciclo económico. ¿Por qué es importante fortalecer esta estabilidad de los ingresos del sector público? Porque sabemos que el 31 por ciento de los ingresos públicos dependen del petróleo, y cuando caen los precios, el sector público gasta menos, e induce a una mayor contracción, y viceversa. Entonces, se hace más inestable el crecimiento económico y, por lo mismo, también más incierto el patrón del horizonte para los inversionistas privados.

El tercer punto son las reformas estructurales. Pondría en primer lugar de las reformas estructurales algo que realmente tiene una calificación muy baja, y es el tema de la seguridad de la propiedad privada. Hasta donde yo sé, la principal queja de los inversionistas nacionales y extranjeros es la de que no invierten más porque no hay seguridad jurídica y pública. Finalmente, algo que se suele olvidar es un mercado con competencia. Este país necesita desregularse no solamente en términos de trámites burocráticos, sino todavía más en términos de liberar de protección a los monopolios.

- Benito Solís, Moody's: Nosotros, como empresa calificadora, lo primero que vemos es la capacidad de pago de la deuda de los países. México ha sufrido una transformación radical en los últimos tres años. Su capacidad de pago ha mejorado notablemente, y la deuda externa ha venido bajando como proporción del PIB, incluso en términos netos.

Por otro lado, queda claro que para lograr el crecimiento económico se necesita aumentar fuertemente las tasas de inversión. Y una variable que explica muchísimo el crecimiento de la inversión es el aumento del ahorro interno, no medido nada más como ahorro financiero. Mientras que en países que crecen a tasas más altas, el ahorro interno llega al 30 por ciento del PIB, en México llega apenas al 20 por ciento.


¿Qué pasa si no se aprueban las reformas estructurales planteadas por la administración? ¿Las reformas están bien diseñadas, o habría espacio por fuera de ellas para hacer algo?
- Alfredo Thorne: Quisiera empezar al revés: si es que las reformas planteadas son las adecuadas o no. En un principio sí eran las adecuadas, pero veo que estamos perdiendo algunas críticas como, por ejemplo, la de las telecomunicaciones. Por alguna razón misteriosa se desapareció. La otra es la reforma laboral.

Lo que criticaría es que pareciera que no hay una prioridad sobre cuáles son aquellas reformas que nos van a hacer crecer. A nadie le queda duda de que es la reforma eléctrica. Pero hay distintas versiones, y no estoy seguro de que el Presidente vaya a utilizar su poder de veto, si es que, por ejemplo, se plantea un reforma sin cambios constitucionales.

Y lo que está pasando con el peso es muestra de lo que puede suceder si México no hace las reformas necesarias. Para mí, a diferencia de lo que algunos piensan, gran parte de la depreciación reciente del peso es un problema de competitividad. México ha perdido competitividad con los países asiáticos como China o Corea, que hoy en día reducen el precio de sus exportaciones en prácticamente 4 a 5 por ciento anual. Mientras tanto, las exportaciones mexicanas aumentan entre 1 y 2 por ciento anual, y el promedio de importaciones de Estados Unidos decrece. Mientras que México no pueda bajar el precio de sus exportaciones y penetrar ese mercado, simplemente va a ser desplazado. Lo que hay que replantearse, entonces, es cuáles son las reformas que nos van a permitir ganar competitividad frente a estos nuevos países que penetran en el mercado americano, y si no hacemos las reformas nos va a pasar lo que algún analista dice: "El proceso de reformas es como subir una escalera automática en sentido inverso; si me paro, retrocedo, y la única manera de avanzar, es avanzar más que mis competidores". Y ese es el reto de México. México tiene que buscar, dentro de la división del trabajo, cuál es su nicho. Para mí, su nicho natural son los productos de alto valor agregado, y es la mano de obra altamente calificada, que es más barata que la americana.

- Fernando Clavijo: Si puedo interpretar lo que dice Alfredo, pareciera que la Administración, que venía con un diagnóstico válido de lo que sucedía en la economía mexicana hasta el año 2000, se empecina en proseguir con las reformas sin actualizar su diagnóstico, frente a una economía norteamericana creciendo por debajo de su tendencia. Hoy se requiere que México recupere competitividad, pues la fue perdiendo gradualmente, y al requerir mayor competitividad no está garantizado que el tipo de reformas que eran necesarias en 2000, con un horizonte y una perspectiva diferente, sean las mismas que las que se necesitan hoy.

- Manuel Sánchez: El debate se tiene que reducir a la productividad laboral, que en México, desde 1995 a la fecha, muestra una caída estructural de largo plazo. Por otro lado, México vive un problema profundo de mercantilismo, y eso se ha manifestado en el sector de las telecomunicaciones, en donde el proceso político ha avanzado muy lentamente a fin de poder abrir y consolidar una verdadera competencia en el sector.

El tema del bienestar tiene que ver con la productividad. Durante la primera ola de reformas estructurales que se llevaron a cabo a comienzos de los años noventa se dio un impulso fuerte a la productividad general de los factores, pero luego vino un estancamiento brutal. Y también hay que decir que algunas de esas reformas de primera generación se hicieron de manera equivocada. La profundidad de la recesión mexicana y el retardo en la recuperación, se deben a que el mercado laboral no ha permitido que las empresas puedan achicarse de manera rápida y con bajo costo. Esto tiene mucho que ver con el costo de contratación y despido de la mano de obra en términos generales.

- Ramón Hernández: Aquí hemos estado hablando largo rato sobre las reformas; si están bien o no planteadas, o si son suficientes. Pero no hemos hablado de una parte muy importante: que el éxito de estas reformas va a depender no sólo de quién las plantea, sino de quién las aprueba. Es importante que existan propuestas que enriquezcan el debate. Que no se conviertan en modificaciones parciales o en decisiones que al final de cuentas tengan que echarse para atrás. El tiempo, desde mí punto de vista, es relevante, puesto que estamos también en la última fase de oportunidades de la presente administración para completar reformas, no modificaciones.

- Patricia Berry: El hecho de que Fox esté ahora en la Presidencia fue una especie de reforma muy importante. Y quizás otras reformas como la reforma eléctrica y la reforma laboral necesitan un poco más de tiempo. A lo mejor vamos demasiado de prisa. Dado el cambio político que ha existido, puede que estemos pidiendo mucho y demasiado rápido.

- Fernando Clavijo: Hay un proceso de aprendizaje de una administración entrante. Y hay que reconocer que tiene un costo para el país. Se trata, simplemente, de que éste sea lo menor posible.

- Benito Solís: Estamos frente a tres grandes transformaciones internas en el país, y todas están revueltas y confundidas. La primera es la política. No entendida solamente como la llegada de un nuevo Presidente que tiene que aprender en dos años y luego hacer las reformas, sino en el cambio de la forma en que opera el sistema político. La segunda, que ya lleva tiempo, y a la cual se están adaptando las empresas, es el proceso de apertura. Y la tercera es la estabilidad económica. Las empresas y los particulares trabajamos en un entorno muy diferente, con una estabilidad de precios que antes no existía. Estas grandes transformaciones son simultáneas, lo cual hace que las cosas sean más difíciles. Unas van más rápido que otras, en otras hay dudas de si se van a continuar o no, etc.


Lo que si parece es que las reformas no van a salir a tiempo. Ya, de hecho, se ha perdido un año. ¿Qué pasa si en este año ocurre más o menos lo mismo?
- Alfredo Thorne: Yo desafortunadamente soy muy negativo en ese punto. Si no se dan las reformas, entramos en un cero absoluto. A México le costará mucho no sólo en crecimiento, sino en sus indicadores sociales. No hay que mirar muy lejos: el peso ha perdido un 15 por ciento de valor, y éste ha sido el mecanismo para compensar la pérdida de competitividad que no ganamos con las reformas. Eso tiene un efecto negativo sobre otra parte de economía, y es el de que empezamos a exportar mano de obra barata y a reducirle el salario en dólares al trabajador mexicano, y eso no permite que el país progrese. Así, las diferencias sociales y los conflictos sociales se agudizan. Hay que consolidar tanto el proceso de reformas como el de estabilidad de precios.
Revista Poder
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