El Fondo Carlyle Group en México. Inversores :: Investors &  VCs

El Fondo Carlyle Group en México


Fecha Miércoles, julio 21 @ 06:14:27
Tema Inversores :: Investors & VCs


En Madison y la 76, en pleno corazón del East Side de Manhattan, está el hotel Carlyle, uno de los más lujosos de la ciudad. Ese nombre sirvió para crear, en 1987, el que se ha convertido en uno de los fondos de private equity más grandes del mundo

El Carlyle Group fue fundado por tres prominentes hombres de negocios en Washington: William Conway, Daniel D'Aniello y David Rubenstein, quienes le pusieron así a su compañía por ser el Carlyle su hotel favorito.

El Grupo tiene más de 18,000 millones de dólares invertidos en 23 fondos, con inversiones en sectores tan diversos como defensa y aeroespacial, automotor y transporte, consumo, energía, salud, industriales, bienes raíces, tecnología y servicios, y telecomunicaciones y medios.

La rentabilidad de las inversiones que ha hecho Carlyle ha sido espectacular, desde su concepción. Hoy en día son dueños de más de 300 compañías y han generado tasas internas de retorno promedio de 30 por ciento en cada uno de los negocios que han realizado.
Según un artículo publicado en la revista The Nation, en 2002 Carlyle se había convertido en el undécimo contratista de defensa en Estados Unidos y uno de los mayores inversionistas extranjeros en Corea del Sur y Taiwan.

¿Cómo lo han logrado? En buena medida, con su gente. En efecto, Carlyle se ha dedicado a contratar -como empleados o asesores- a prominentes personalidades políticas y de negocios de todo el mundo. Eso le ha permitido al Grupo tener acceso a los más altos niveles de influencia en la comunidad política y de negocios, incluyendo varios gobiernos a nivel mundial. Por esa razón, ha sido ampliamente cuestionado por varios analistas y periodistas a lo largo de su existencia.

Como dice el artículo de The Nation, "mediante la contratación de ex miembros de gobierno, Carlyle ha llevado la influencia política a un nuevo nivel y ha creado una versión del capitalismo en el siglo XXI que borra cualquier línea entre política y negocios". Y sigue: "Aunque el fondo asegura que opera como cualquier otro banco de inversión, es innegable que su equipo de estadistas-empresarios tiene la habilidad de llegar a las redes de gobierno y comercio -tanto en Estados Unidos como afuera- para recibir inteligencia de avanzada sobre compañías que se van a vender o reestructurar, o sobre políticas presupuestales que se van a implementar, para luego transformar esa información en estrategias que calan bien con las políticas de defensa y política exterior de Estados Unidos".

La misma revista describe la metodología de contratación de Carlyle comparándola con una tradición japonesa conocida como amakudari, que significa, literalmente, "bajar del cielo". Bajo este sistema, oficiales senior de los ministerios japoneses se retiran y son inmediatamente contratados como asesores estratégicos por las compañías y los grupos que anteriormente estaban bajo su vigilancia y regulación.

Por su parte, la prestigiosa revista The Economist escribió el año pasado que "uno no necesita ser un conspirador para preocuparse por el éxito que ha tenido Carlyle. ¿Puede una firma que está tan metida en el triángulo de hierro, donde industria, gobierno y militares convergen, ser buena para la democracia? Carlyle, aparentemente, lleva a otro nivel el complejo industrial-militar que el presidente Eisenhower temía, porque podía 'poner en peligro nuestras libertades o el proceso democrático'".

Lo que es innegable es que Carlyle tiene mucha influencia, y que independientemente de si la usa o no, sus resultados como inversionistas han sido espectaculares.

EN TIERRAS MEXICANAS
Ésta es la firma que abrió hace tres meses una oficina en México, la primera en América Latina. Siguiendo la tradición del Grupo -que procura contratar gente de alto nivel en cada uno de los países en donde opera- contrató dos pesos pesados mexicanos que van a liderar los esfuerzos en el país. Son Luis Téllez, que viene de ser CEO de DESC, además de haber sido Secretario de Energía y Jefe de Gabinete del Presidente Zedillo, y Joaquín Ávila, un banquero de inversión con más de 20 años de experiencia, que viene de dirigir la banca de inversión de Lehman Brothers para toda América Latina.

"Yo creo que eso es un mito que se ha creado", dice Téllez al preguntarle por la influencia política de Carlyle. "No hay conflictos de interés, ni políticos. Carlyle no es una institución de índole política, es una institución económica de índole privada. Algunos miembros del Grupo pertenecimos a gobiernos pasados, como es el caso mío. Pero de ninguna manera eso implica que estemos afiliados a alguna corriente política".

Según Téllez y Ávila, ellos están ahí para generar negocios para el Grupo, produciendo las rentabilidades más altas que puedan con una filosofía de inversión conservadora y oportunista. "Aquí lo que buscamos es crear valor para nuestros inversionistas, creando valor en las empresas y en los países en los que participamos", apuntala Téllez.

La llegada de Téllez y Ávila a Carlyle obedece a lo que ellos ven como una excelente oportunidad de hacer negocios en México y a la vez ayudar con el desarrollo del país. "Los corporativos mexicanos tienen deseos de reestructurarse, han entendido que es mejor tener el 20 o el 40 por ciento de una torta muy grande en vez de tener el 90 por ciento de una torta muy chiquita", comenta Ávila.

Y él lo debe saber. Ha participado en algunos de los más grandes negocios de banca de inversión y private equity que se han hecho en México. Uno de ellos fue la compra de Hoteles Krystal, por un valor de entre 120 y 130 millones de dólares. "Ahí me di cuenta del gran vacío de variables que existe en el mundo mexicano de private equity", dice. Como banquero, ayudó a Emilio Azcárraga Milmo a conseguir 900 millones de dólares para comprar a su familia acciones de Televisa; fue factor fundamental para poner 500 millones de dólares del Banco Santander (fue miembro del directorio de Santander Investment y es muy cercano a Emilio Botín, el CEO del Banco) para la compra de Valenciana de Cementos en el caso de Cemex, y compró el Banco Mexicano, en una negociación que califica de "muy complicada", para el Banco Santander en México.

"Si esta oportunidad me la hubiera ofrecido casi cualquier otra firma, mi respuesta hubiera sido no", dice Ávila sobre su ida a Carlyle en México desde Lehman en Nueva York. Téllez afirma, por su parte, que "Carlyle es un grupo muy prestigiado y ésta es una oportunidad que se presenta una vez en la vida, y uno la debe tomar".

Los dos ejecutivos son codirectores del Grupo en el país, y deberán trabajar muy de cerca en los negocios que hagan, trayendo consigo sus experiencias y sus habilidades. "Lo que es importante es que las decisiones se toman en conjunto y la complementariedad mía con Joaquín es muy buena", comenta Téllez. "A veces tenemos opiniones divergentes, pero sin lugar a dudas es lo que se necesita, tener opiniones que no siempre sean las mismas para que podamos discutirlas y tomar las decisiones adecuadas".

Una de las cosas que no van a hacer en México y que Carlyle ha realizado en otras partes del mundo es establecer una junta de asesores. "Tenemos un comité de inversión en donde están los tres socios fundadores de Carlyle y un asesor especial, que es Mac McLarty".

Carlyle se aproximó a McLarty para que los asesorara en su entrada no solamente a México, sino a América Latina en general. Pocas personas tienen el conocimiento que él tiene sobre la región, pues fue enviado especial para el continente durante la administración de Bill Clinton, y además sirvió como su jefe de gabinete.

McLarty dijo que "México es un paso lógico para ser el primero en la región, pues es el país que está más integrado con Estados Unidos. Discutimos también a Brasil, pero tenemos que tomar un paso firme al tiempo".

Sobre la contratación de Téllez y Ávila -a quienes recomendó-, McLarty dijo: "He conocido a Luis desde que éramos jefes de gabinete de nuestros respectivos presidentes. Él es una persona con habilidad e integridad enormes, y ha hecho la transición del sector público al privado de manera muy exitosa". Sobre el modelo de coadministración, afirma que "ellos se complementan muy bien. Joaquín tiene una trayectoria importante en banca de inversión, Luis en gobierno y política pública. Tenemos un equipo muy fuerte".

Al preguntarle a McLarty sobre el hecho de que Téllez haya sido Secretario de Energía y la posibilidad de que ese sea el sector principal de inversión de Carlyle en México, afirmó que "yo no daría una lectura muy profunda al tema. Energía no es nuestro principal enfoque en México. Estamos mirando varios sectores".

LAS OPORTUNIDADES
¿Qué van a mirar, entonces, los nuevos jefes de Carlyle en México?

"En el país lo que tenemos es una posibilidad muy importante de crecimiento de nuestra economía, que va a dar oportunidades en prácticamente todos los negocios", dice Téllez. "Lo que vemos es que el mercado doméstico se va a fortalecer, el ingreso per cápita va a crecer".

Ya los dos ejecutivos están estudiando varios negocios en el país, trabajando con algunos accionistas de las empresas más importantes. Por razones de confidencialidad, no dijeron de qué empresas se trataba.

La filosofía de inversión que Carlyle va a seguir en México es muy similar a la que aplica en el resto del mundo. "En algunas ocasiones el mejor negocio es el que no se hace", comenta Téllez. "Carlyle es un fondo de inversión prudente y conservador, que busca rendimientos de entre el 25 y el 30 por ciento en promedio. Pero con una varianza muy baja".

Ávila complementa diciendo que "se harán inversiones con un plazo de entre tres y siete años, preferiblemente entre tres y cinco. La rentabilidad que ha alcanzado Carlyle es muy cercana al 30 por ciento, y no pienso que en México existan razonamientos para obtener una rentabilidad menor". Y dice que también van a invertir en empresas en donde el Grupo pueda tomar el control, con el fin de alinear los intereses de la administración y los de los otros accionistas con los de Carlyle. Ávila afirma que "tenemos que prever simplemente la posibilidad de que las cosas no funcionen como estaban previstas, y que podamos tomar nosotros las decisiones, es algo muy importante para nuestros inversores".

Uno de los puntos más importantes para los fondos de private equity a la hora de invertir es la posibilidad que tienen en el tiempo de vender su inversión y monetizar así la rentabilidad de la misma. América Latina, sin embargo, no se ha caracterizado por tener opciones de salida claras, dada la debilidad de los mercados de capitales y el poco apetito de posibles inversionistas estratégicos por entrar a la región.

Pero Téllez dice que eso no le preocupa. "Hemos tenido una convergencia de nuestra economía con la de Estados Unidos, y por lo tanto al tener riesgos macroeconómicos mucho menores podemos tener emisiones de acciones en el mercado local que sean tomadas por inversionistas locales y extranjeros. Adicionalmente, podemos hacer emisiones en el mercado de Estados Unidos, y ésa es la gran ventaja de Carlyle".

Por otro lado, según Tellez, la gran mayoría de las empresas del Grupo y de las Fortune 500 -las más grandes de Estados Unidos- operan en México desde hace tiempo, razón por la cual la salida con inversionistas estratégicos es más fácil que en otros países latinoamericanos.

Tanto Téllez como Ávila creen que éste es un buen momento para entrar al negocio de private equity en México, aunque reconocen que es más difícil hacer un negocio en el país que en Estados Unidos. Sin embargo, eso no los asusta. Y teniendo a Carlyle detrás, apoyándolos, los debería asustar menos. A ellos y a sus inversionistas.
David Yanovich
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